Es muy común que cuando vayamos a pagar casi lo que sea utilizamos o efectivo, o una tarjeta de débito o crédito. Sin embargo, no siempre tenemos claro cuales son las diferencias que estas tienen la una de la otra y casi siempre las usamos por igual.
Pero la realidad es que ambas son distintas en más de un aspecto, y como consumidor es importante que estemos informados al respecto para darles buen uso. Así que, en los siguientes párrafos te vamos a contar lo que debes saber.
La verdad es que, si nos enfocamos en el aspecto físico de una tarjeta de crédito y una de débito, son muy pocas las diferencias que veremos. Ya que, solo es plástico y en ese caso, cambiarían los colores dependiendo de nuestra entidad bancaria.
Ahora bien, las verdaderas diferencias están en su estructura financiera y en las funciones que estas pueden cumplir. Por ejemplo, la tasa de intereses es variable, la financiación también es distinta, la cantidad de requisitos a reunir para obtener una y otra cambian notablemente.
Se puede decir que el aspecto más notorio es el tema de la financiación. Si comenzamos hablando sobre la tarjeta de crédito, esta siempre es una buena herramienta que nos puede sacar de apuros cuando no tenemos dinero en nuestra cuenta de banco, y es que estas te permiten comprar sin fondos, es como un préstamo.
Y, por otra parte, las tarjetas de débito no nos dan esa opción. Pues bien, cuando decidimos utilizarla somos conscientes de que la suma que se está debilitando en ese momento es de los ingresos que tenemos disponibles. Y por supuesto, cuando no hay saldo disponible, esta simplemente es rechazada por falta de fondos.
Así que, en resumen, con una puedes continuar comprando, aunque no tengas los medios en el momento, pero luego tienes que pagarlo. Y con otra, si no tienes recursos en la tarjeta las transacciones son fallidas.
Recordemos que la tarjeta de crédito siempre va a pasar cuando la utilicemos, pero tarde o temprano tenemos que pagar todo el dinero que, por así decirlo, nuestro banco nos prestó. Sin embargo, hay por lo menos dos opciones para hacer esto cómodamente.
Podemos escoger entre las siguientes:
Ahora bien, con la tarjeta de débito es todo lo contrario. Cuando hacemos un gasto este afecta directamente al monto que tengamos en la cuenta, y se descuenta al instante. Todas las opciones que explicamos no aplican en ese caso. Pero, eso significa que el titular no contrae deudas al utilizarla.
Continuando con el mismo orden de ideas, aunque la tarjeta de crédito nos puede resolver cuando lo requerimos, si la utilizamos con frecuencia nos saldrá más costoso. Esto es debido a que, cada vez que hacemos uso de ella esto nos genera cierto porcentaje de interés que por supuesto, hay que devolver.
Sin embargo, cuando utilizamos la tarjeta de débito nos ahorramos esto, ya que todo el consumo se cobra directamente a nuestra cuenta, y no se añaden cargos extra. Así que, si buscamos administrar el dinero y evitar más deudas lo ideal es que nos valgamos de los recursos en nuestra cuenta de ahorros. Si no tienes una, empieza a ahorrar dinero.
Cuando usamos el cajero para sacar efectivo de nuestra tarjeta de crédito también debemos pagar intereses. Por lo menos el 20% anual, lo que incrementa nuestros gastos, mientras que si usamos la tarjeta de débito no se aplican costes adicionales por ello. Puede que pidan una pequeña colaboración para el mantenimiento de los mismos, pero es algo mínimo.
El procedimiento para poder obtener una tarjeta de crédito es mucho más extenso que el de una de débito. Primero, porque como se trata de la posibilidad de que el banco nos preste dinero cuando sea necesario, es importante que demuestres que tienes la capacidad económica para hacerlo.
Así que, por lo general debes presentar tu historial crediticio y que cumplas con el monto mínimo estimado de ingresos frecuenteso nómina. Y puede que incluso, sea necesario tener cierto tiempo activo en esa entidad y ser cliente con buena reputación. Solicita una tarjeta de crédito de fácil aprobación.
Mientras que, para abrir una cuenta en un banco de España y tener la tarjeta de débito el procedimiento es mucho más fácil. Debido a que no hay riesgo de contraer deudas, sólo se debe presentar la documentación mínima.
Ahora que tenemos más claro el panorama con las especificaciones de una tarjeta de crédito y una de débito, de seguro podremos identificarlas rápidamente. Sin embargo, como lo mencionamos al principio, sí hay ciertos puntos que las hacen parecidas, y estos también debemos conocerlos.
Hemos preparado la siguiente lista con todos esos datos que las hacen semejantes:
Ahora que tenemos en cuenta todos los factores importantes debemos estudiar nuestras finanzas y los gastos que tenemos. Si nuestra capacidad económica nos permite utilizar la tarjeta de crédito y devolver el dinero rápido, nos conviene. Pero si evitamos deudas es mejor solo tener la de débito.
Si puedes hacer la solicitud, pero no hay garantías de que pases por los filtros de seguridad. Esto es porque los bancos estudian los perfiles de los candidatos, y si tu historial está manchado dudaría de tu solvencia.
Si, cuando sacamos una colocamos un monto para poder gastar o la solicitamos como “ilimitada” lo que significa que puedes gastar lo que deseas.
Lo ideal es tener ambas y usarlas sabiamente según tu salario para evitar gastos extra.